La Puerta fue una obra concebida después de tener varias charlas con sicólogas que atendían casos de victimas de las minas antipersonal, después de las cuales, mi sensación fué que la obra debía ser una puerta o un portal es un pasaje para ir de un lugar a otro, de una realidad a otra, que era lo más dificil de superar para la víctimas.
La obra se vive en tres etapas:
Primero, antes de entrar en ella se ve el vano que es en realidad una silueta humana, una silueta de alguien que no está, se fue, como es el caso de las miles de víctimas que la guerra cambió física y espiritualmente, ellos ya no son los mismos. Representa lo que fueron.
Segundo, cuando la persona entra en el vano, la puerta se completa. Y así como si fuese una llave, ella convierte la obra en un espacio de reflexión y de perdón, una antena cósmica, una diminuta catedral de piedra que la contiene. Este paso representa lo que son…el poder del presente.
Tercero, cuando se pasa al otro lado de la puerta, vuelve y a sus espaldas queda el vano vacío, significa de nuevo que dejan atrás lo que fueron para apoderarse totalmente de lo que son, con tosa sus nuevas cualidades y también limitaciones.
Esta puerta es para todos, porque en una guerra todos perdemos, a alguien, algo… y como no, seguramente a nosotros mismos.
La obra está ubicada en el parque de la marina en un lugar energético privilegiado para la meditación, encontrado por medio de radiestesia.